El Día Internacional de las Mujeres Matemáticas lo celebramos el 12 de mayo; una fecha para recordar el impacto y la contribución al progreso de las mujeres en el campo de las matemáticas. Para esta ocasión, desde Calculados, hemos contactado con la científica Clara Grima, figura destacada en el sector que forma parte de la colección “Women in Science” de las calculadoras CASIO.
Grima es reconocida por su labor en la divulgación matemática y la promoción de esta disciplina entre las nuevas generaciones. En este día especial, Clara comparte con nosotros sus reflexiones sobre el papel de las mujeres en las matemáticas a lo largo de la historia, los desafíos que enfrentan en la actualidad y, además, nos habla de su propia trayectoria profesional.
¿Cómo describirías el papel actual de las mujeres en el campo de las matemáticas en comparación con décadas pasadas?
En primer lugar, en la carrera profesional de matemáticas siempre ha habido tres vertientes: la docencia, la investigación y la aplicación a la empresa.
Con el tiempo, esas distintas facetas han cobrado más o menos importancia. Como digo, es normal pensar que la docencia es la salida natural de las matemáticas, pero esto no es así como norma general. En cualquier caso, en esta faceta las mujeres están bien representadas desde hace tiempo. No es lo mismo en las otras dos vertientes. Pero, afortunadamente, como en tantos otros campos, cada vez hay más mujeres jóvenes consiguiendo resultados muy destacables en investigación, siguiendo los pasos de pioneras recientes como Ingrid Daubechies, la tristemente desaparecida muy joven Maryam Mirzajani o Maryna Viazovska.
Y, por citar a mi universidad de Sevilla, tenemos promesas, que ya son una realidad como Marithania Silvero, María Cumplido, Vanesa Guerrero y María de la Paz Tirado, que han ganado cada una de ellas el prestigioso Premio Vicent Caselles a la investigación matemática.
Sin embargo, en esas oscilaciones que siempre han existido, la salida en empresas es cada vez más importante en la carrera de matemáticas y ello ha conllevado un aumento del prestigio social y una brutal caída de la proporción de matriculadas en las facultades de matemáticas. En este campo no solo se ha mejorado, sino que se ha empeorado considerablemente y ahí están los datos oficiales de matriculados para corroborarlo.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las mujeres que trabajan en matemáticas?
De nuevo habría que distinguir entre la docencia en secundaria, la carrera universitaria y el mundo empresarial. En la docencia los problemas no son tanto de género, sino bastante comunes a la enseñanza en general.
Respecto a las otras dos facetas, la conciliación familiar, la maternidad y la falta de preparación de la sociedad para afrontar esos temas, hacen que tanto la carrera universitaria, con el importantísimo componente de la investigación, como el trabajo en la empresa, se vean muy dificultades en el caso de las mujeres con respecto a sus compañeros masculinos. Pongo un ejemplo: se supone que la mayor productividad científica de un matemático es hasta los cuarenta años. Para conseguir resultados destacados, hay muchos que trabajan casi sin descanso desde su graduación hasta los 35-37 años. No solo eso, esa misma edad es la que uno ha conseguido suficiente currículum para presentarse a una plaza fija que le permita dejar de malvivir con los sueldos precarios postdoctorales en España. Pero ese periodo coincide con la posible maternidad y, por lo tanto, una mujer, si quiere ser madre, se enfrentará, en un hipotético, o no tan hipotético, concurso a varones que no han parado en ningún momento.
¿Qué crees que se necesita para fomentar una mayor participación de las mujeres en las matemáticas y otras disciplinas STEAM?
Referentes. Posiblemente no solo eso, pero encontrar y mostrar referentes es fundamental. Conjuntamente, también es importante llevar a cabo una importante concienciación a todos los niveles, que la sociedad esté convencida de la importancia de la presencia de todos los sectores de ella en cada campo del saber y, muy especialmente, en esos que van a configurar el futuro, tanto el inmediato, como a medio plazo y, posiblemente, a largo plazo. Claro está, también es necesario el apoyo desde los distintos gobiernos que favorezcan políticas que propicien estos factores.
¿Qué impacto crees que tiene la diversidad de género en la investigación y la innovación en el campo de las matemáticas?
Estoy firmemente convencida de que es mucho más de lo que se puede pensar en primera instancia. Cada día los algoritmos, la Inteligencia Artificial, etc. cobran más importancia. Pero existe un problema que ya ha sido ampliamente destacado: los algoritmos, las máquinas reproducen los sesgos de los que los programan o de los que los alimentan con los datos de los que se nutren. Si no estamos muy atentos a todas las diversidades, y la de género muy especialmente, esas brechas de género, de raza, de procedencia, etc. se verán incrementadas y caminaremos hacia una sociedad más injusta.
¿Qué mujeres científicas o matemáticas te han inspirado o te siguen inspirando durante tu carrera?
Lamentablemente, durante la carrera no tuve referentes femeninos. No tuve ni una sola profesora en la Facultad de Matemáticas. Mi mayor referente femenino es mi madre, por su capacidad de trabajo y su inagotable vitalidad.
En mi carrera investigadora, tampoco he tenido muchos referentes femeninos, mi mayor inspiración en este sentido ha venido de Alberto Márquez.
Ha sido cuando he empezado a divulgar matemáticas cuando he ido descubriendo y ‘enamorándome’ de grandes mujeres matemáticas. Algunas ya las he mencionado, matemáticas jóvenes españolas, pero entre mis favoritas están también las dos Sofías, por ejemplo: Sophie Germain y Sofia Kovalévskaya.
¿Cómo crees que se puede cambiar la percepción pública sobre las habilidades matemáticas de las mujeres y eliminar los estereotipos de género en este campo?
Mostrando, precisamente, a las jóvenes matemáticas (españolas y no españolas) que están actualmente ‘rompiéndolo’ en el campo de las matemáticas. Las matemáticas se hacen con el cerebro, con la intuición, con la lógica. Hasta donde yo sé, no se usa ningún órgano genital en el proceso.
¿Qué consejo darías a las mujeres jóvenes que están interesadas en seguir una carrera en matemáticas, pero pueden sentirse desanimadas?
Que persigan ese interés, que no se desanimen. Estudiar matemáticas es tan apasionante como difícil, claro. Como subir a una gran montaña, con momentos duros, algunos muy duros, pero la vista desde la cima es maravillosa, no hay nada más bello. Dedicar mi vida a las matemáticas es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Las matemáticas en mi familia son la felicidad, el placer de discutir juntos la solución de un problema, la belleza de un razonamiento.
Y, no hay que olvidarlo, estudiar matemáticas te asegura una salida profesional muy bien remunerada, y esto es muy importante también. Porque la independencia económica nos proporciona, además, libertad.
En tu opinión, ¿qué papel juegan las instituciones académicas y las empresas respecto a las mujeres y la ciencia en general?
No se tienen en cuenta las características distintas (y muy enriquecedoras) de la mitad de la población, que somos las mujeres.
No son las mujeres las que deben adaptarse a horarios y baremos pensados solo para hombres, sino son los baremos los que deben ser justos e igualitarios para todos y todas.
Algunos de tus proyectos, como “Mati y sus mateaventuras”, inspiran a niñas y niños a adentrarse en el mundo de las matemáticas. ¿Cómo surge la idea?
La chispa o, mejor dicho, las semillas de Mati y sus mateaventuras fueron Salvador y Ventura, mis hijos. Allá por 2010, cuando ellos tenían 8 y 6 años, respectivamente, el más pequeño, Ventura, me preguntó qué era el dibujo que llevaba en mi camiseta.
“¿Qué es, mami? ¿Es una mesa? ¿O una portería de fútbol?”
Es un número, le dije, es un número muy especial. Le llamamos pi y es un número que está entre el 3 y el 4.
“¡Eso es mentira, mamá! ¡No hay números entre el 3 y el 4! Detrás del 3, ya viene el 4.”
Sin pensar demasiado en las consecuencias, le respondí que, en realidad, sí que había números entre el 3 y el 4. De hecho, le dije que había infinitos.
“¿Qué es eso de infinito, mamá? “
Mi hijo de ocho años, Salvador, se unió a la fiesta. Como nunca fui cobarde, me propuse explicar todo aquello a mis dos hijos, de seis y ocho años.
Para mí, profesora de matemáticas en la Universidad de Sevilla, esta conversación (que fue más larga de lo que escribo ahora) supuso un punto de inflexión en mi vida. Yo amaba (amo y amaré las matemáticas) pero no sabía cómo compartirla con mis hijos, porque me fallaba el lenguaje. Necesitaba encontrar una forma de contarles a ellos las cosas que más me gustaban en un idioma que ellos entendieran. Y, naturalmente, elegí los cuentos. A ellos les encantaba que yo leyera o inventara cuentos, así que empecé a inventar cuentos de matemáticas para mis niños. Para que, igual que se aprende vocabulario, ortografía y gramática leyendo, se puedan adquirir con la misma naturalidad conceptos sencillos y atractivos matemáticos.
Un día, decidí compartirlos en un blog muy personal que yo escribía por entonces (en el que nunca hablaba de matemáticas) y, no sé aún muy bien cómo, ese artículo del blog recibió muchísimas visitas. Pero, sin duda, la más importante fue la Raquel GU, ilustradora, que me propuso que, juntas, hiciéramos cuentos de matemáticas para niños. Yo ponía las matemáticas, ella las ilustraciones.
Y así fue cómo, en mayo de 2011, comenzó esta aventura que tantas alegrías nos ha dado.
Como científica que forma parte de la colección “Women in science” de CASIO, ¿qué te pareció la iniciativa?
¿La verdad? Lloré como una niña, de la emoción, de la alegría. Es un honor para mí aparecer en esta colección rodeadas de mujeres con tanto poderío.
Te confieso que, pasada la alegría y la sorpresa inicial, me agobió la idea de pensar que, por qué yo, si yo no he hecho nada tan importante. Pero, en resumen, me hace muy feliz y me gusta estar ahí porque para dedicar tu vida a las matemáticas no es necesario que seas tan brillante como Maryam o Sophie, también puedes hacer cosas muy chulas siendo más normalita, como yo, y colaborando con mucha gente.
Como destacada divulgadora en el campo de las matemáticas, eres muy activa en redes sociales y tienes grandes proyectos para seguir fomentando el interés en esta disciplina. ¿Podrías compartirnos algún proyecto nuevo en el que estés trabajando actualmente?
Estoy terminando un libro chulísimo, de verdad. Creo que el tema es muy bonito y actual y, bueno, las ilustraciones de Raquel GU siempre los hace maravillosos.